Cómo fenómeno social, podemos decir que la Orden Caballero de la Luz en particular y las sociedades secretas han marcado de manera decisiva la política y su puesta en marcha, jugando un papel bien importante frente a modelos que derivan en su ideología como en su práctica del absolutismo ilustrado, pasando por cualquier tipo de fundamentalismo ideo céntrico o simplemente hegemónico. Las posturas estructurales de la Orden representan una reacción específica que si bien históricamente ha gozado de reconocimiento social, ha carecido de influencia política directa en el sentido que ha postulado no ofrecer espacio para el debate que lleva a contraposición en asuntos de esta naturaleza, tal vez por esta razón en el pasado reciente es que los intentos de desarrollar actividades de tipo progresistas independientes han fracasado frente a un Estado que ha visto en tela de juicio el orden por estos establecido.
En el pensamiento de la Orden, ilustración y secreto no constituyen en lo más mínimo términos contradictorios. El secreto encierra una dimensión organizativa, al mismo tiempo que cultural y simbólica con lo cual se potencia de algún modo la transformación sociocultural, con aspectos obviamente patrióticos y emancipatorios.
A esto hay que añadir, además el pensamiento democrático que se manifiesta en las Logias, no solo en la nivelación estamental, en la realización de la igualdad social, sino en el principio de humanidad -hombre entre hombres- , también se expresa en la autonomía de su organización y de su administración mediante relaciones democrática mismas que se manifiestan en las formas a través de las cuales se construye la opinión de los miembros en su interior ya que todos sin excepción poseen la capacidad de decisión y voto para el alcance de consensos por mayoría sea en la elección de funcionarios, nombramiento de comisiones o definición de acuerdos, además de en lo legislativo; todo lo cual define sin dudas un sistema de administración esencialmente republicano.
Tal vez este simple precedente permita ilustrar de algún modo, elementos que matizan, las razones de decepción colectiva ante las expectativas insatisfechas dada la no definición de posturas tangibles consecuentemente asumidas por nuestros dignatarios, dando la espalda a las históricas y complejas relaciones de la Orden con todas las manifestaciones del poder absoluto en toda época. Es cierto que las Logias no constituyente ni centros de conspiración, ni comités ideológicos, ni estados mayores de la subversión, pero si son en primer lugar puntos de encuentro, áreas de análisis y centros de comunicación, sitios de contactos personales para el intercambio de ideas, lugares donde se proyecta y transmite la ilustración en todas sus manifestaciones. En este sentido, la Orden ha participado directa e indirectamente en la preparación espiritual e intelectual de la sociedad, a través del compromiso cultural y humanitario de sus miembros, sobre todo teniendo en cuenta que las circunstancias sociales y políticas de un Régimen totalitario y despótico se encuentran en contradicción con los objetivos filantrópicos y éticos de la Orden Caballero de la Luz, demarcando una relación forzada con la realidad social que se impone.
El Caballero de la Luz es directamente No político, indirectamente sin embargo es político. La moral sin duda alguna continua desconociendo la violencia y es pacifista, pero precisamente como tal y al polarizarse cuestiona inequívocamente un estado de poder intolerante que se opone al consenso colectivo y el pacto social con Todos y para el Bien de Todos.
L.P:. Javier Álvarez Rodríguez
Dejenos su opinion sobre esto