Vamos a describir la diferencia entre capacidades y creencias, porque nos ha parecido que es una cuestión fundamental, sobra la cual a veces existe una cierta confusión.
No vivimos a la altura de nuestras capacidades, vivimos a la altura de nuestras creencias, esta idea que puede sonar simple y que lo es, además, pensamos que oculta algo importantísimo decía José Ortega y Gasset que “Las ideas las tenemos pero que las creencias las vivimos”, la comprensión racional de los mecanismos que nos ayudan a transformar la existencia eso de lo que venimos hablando hace varios ciclos con relación al impulso necesario para nuestras logias, la comprensión racional de los principios como la confianza, el compromiso, no garantizan en absoluto su puesta en práctica ya que comprender no implica necesariamente hacer, hay personas que comprenden pero no hacen.
Al igual que mencionar la palabra agua, jamás te va a mojar ni a lavar, hay para ello que tirarse a la piscina, hay que hacer el ejercicio. Hay una diferencia enorme entre SABER Y CREER, todo el mundo sabe por ejemplo que la muerte es una realidad ineludible, pero, muy pocas personas se lo creen, cuando te lo crees vives la vida de una manera muy distinta, es el CREER lo que nos transforma, son las creencias las que impulsan nuestras ideas.
Por eso decíamos que no vivimos a la altura de nuestras capacidades sino a la altura de nuestras creencias, hay personas con capacidades extraordinarias que saben que las tienen, pero a lo mejor les han hecho creer que no valía la pena ejercitarlas, que no valía la pena cultivarla y esas capacidades son talentos muertos, sin acción.
En cambio, hay personas, que aparentemente no poseen unas capacidades muy desarrolladas, pero como han estado en un entorno de apoyo, de reconocimiento, desde el RIGOR, no del brindis al Sol gratuito, que las ha impulsado, han integrado una creencia, una autoestima, una confianza potentísima que les ha permitido superar esa falta de capacidad innata, por lo tanto, el eje fundamental en el que tenemos que trabajar es el de las creencias.
Personas que creen que pueden, en un entorno donde son apoyadas, donde se apuesta por la formación, donde se apuesta por el impulso del talento, donde se apuesta por la calidad relacional, por un buen clima, consiguen resultados extraordinarios.
Porque no vives a la altura de tus capacidades, vives a la altura de tus creencias.
El trabajo a hacer, ¿Cuál es entonces? Por supuesto trabajar en el desarrollo de nuestras capacidades, emocionales, cognitivas, en nuestros hábitos, operativas, habilidades éticas, habilidades relacionales, todo tipo de habilidades, pero, sobre todo, trabajar en las creencias, dirimir nuestras falsas creencias, cribarlas, reforzar esas creencias que nos llevan al compromiso, al vínculo de calidad, al apoyo mutuo a la confianza compartida.
Si lo hacemos el cielo será el límite.
LPJ:. Javier Alvarez Rodríguez
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