El grado de Discípulo es el primero de la Orden Caballero de la Luz y simbólicamente
corresponde a la infancia o primera juventud del hombre, así como el grado de Discípulo de Honor se asocia con la madurez y el de Caballero de la Luz con la vejez.

Esta es la etapa en la que todo es nuevo y encontramos un mundo naciente e inmenso por conquistar. El Discípulo debe empezar a utilizar los recursos que la naturaleza o el medio, ponen a su disposición con el objeto natural de madurar y evolucionar, constante y sanamente. En este período del camino aparecen las primeras disquisiciones, se pone a prueba la temperancia humana que a través de una de las facultades más poderosas del hombre como es el discernimiento le permiten escoger el camino que debe seguir.

Aún cuando esto es una constante a lo largo de la vida de los hombres, se pone de relieve
durante el aprendizaje desde que recibe la luz de la fraternidad que las primeras decisiones serán definitivas.

Dentro de este período de asimilación permanente de conocimiento, a la par que en la
primera edad se utiliza la pedagogía y los recursos nemotécnicos tradicionalmente conocidos, el Discípulo emplea símbolos que derivados de una vieja tradición académica dentro de la Orden, le permiten conducirse hacia su propia formación espiritual, hacia su permanente evolución en el universo de las almas.

Estos símbolos surgidos fundamentalmente de la analogía con la masonería y otras
instituciones afines, así como en los ideales criollos de nuestros fundadores, se han convertido en el pilar fundamental de la enseñanza en la Orden Caballero de la Luz de los grados de Discípulo y Sacerdotisa del Hogar.

La marcha a través de las edades y alrededor del Ara, simboliza la precisión y seguridad con que el iniciado camina desde su nacimiento, y su juventud hasta su ancianidad, en la búsqueda permanente de la luz de la sabiduría y del conocimiento.

El Discípulo comienza en el aprendizaje de los símbolos, y lección tras lección, va
fortaleciendo sus conocimientos. El Luminar con su autoridad ordena y dispone los trabajos en una sesión. El Vice Luminar con su fuerza hace que se ejecute lo ordenado por el Luminar. El Patriarca con su oratoria brinda la belleza del rito y adorna finalmente los trabajos. Y el Instructor enseña, orienta, da luz.

La fe y la constancia hacen que el Discípulo moldee sus imperfecciones, nacidas de la
ignorancia y harán que logre el triunfo en que se habrá convertido su templo interior.
Sin importar los tropiezos que se sufran a lo largo del accidentado camino de la vida, hay
que recordar que lo más importante no es no caer nunca sino tener siempre la voluntad y
fortaleza para volverse a levantar, y nos permita transitar con acierto por los senderos del
honor, la dignidad y la virtud.

 

GLP.: LUIS HERNANDEZ

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    Medina

    Excelente

    Aunque se logren grados superiores siempre seremos eternos discípulos, ya que siempre estaremos aprendiendo y moldeando nuestro espíritu

    noviembre 30, 2023
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    Charles

    Discípulos por siempre.

    Excelente artículo, breve y profundo recorrido por la vida fraternal dentro del templo fraternal.

    noviembre 30, 2023

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