Durante la era glacial, muchos animales morían por causa del frío.
Los puercos espines, percibieron esta situación, acordaron vivir en grupos, así se daban abrigo y se protegían mutuamente.
Pero las espinas de cada uno herían a los vecinos más próximos, justamente a aquellos que le brindaban calor. Y, por eso, se separaban unos de otros.
Nuevamente volvieron a sentir frío y tuvieron que tomar una decisión : o desaparecían de la faz de la tierra o aceptaban las espinas de sus vecinos.
Con sabiduría, decidieron volver y vivir juntos.
Aprendieron así a vivir con las pequeñas heridas que una relación muy cercana les podía ocasionar, porque lo que realmente era importante era el calor del otro. Sobrevivieron
Moraleja de la historia: La mejor relación no es aquella que une personas perfectas, es aquella donde cada uno acepta los defectos del otro y consigue perdón por los suyos propios. Donde el respeto es fundamental.
Hno:. Javier Alvarez Rodríguez
Soles y Rayos de Oriente No.7
Montevideo, Uruguay
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