Es preciso que la Orden Caballero de la Luz, ponga en acción la prédica que vive en sus rituales, que late en sus Leyes y Principios, y que bulle constantemente en los discursos y conferencias de las Glorias del Ayer, y de los Grandes de la Orden, en fin de sus más destacados oradores y escritores, de sus Forjadores.
Ya va siendo hora de comprender que no es posible continuar solazándonos, por horas, en los Talleres, después del efusivo abrazo fraternal. Esa es una práctica admirable y alto exponente de esmerada hermandad, pero hay que ir más allá.
No nos contentemos con la lectura del Acta, el Capítulo de Salud, la Correspondencia, etc. Hay que ir más allá. Hay que digerir, con la mente, el alimento esencial que motiva nuestra admiración.
Hay que extraer el jugoso contenido ético-espiritual de nuestros rituales, los aforismos y la doctrina. Llevar ese producto nutricio al corazón, para vigorizarlo, con nuestras propias convicciones.
Hacerle brotar en las obligadas relaciones habituales, difundiéndolos con la conducta en medio de la familia, entre los que comparten con nosotros su actividad social; en el trabajo, y en cuanto constituya movimiento, vida, acción, presencia real de nuestra personalidad.
En todas las regiones, hay lágrimas que enjugar, necesidades que atender y ayudar. En todas partes se descubren el error, la ignorancia y la mentira, para combatirlas.
A esos enemigos tradicionales hay que enfrentarse con resolución de elegidos, para que puedan evitarse, en su avance aniquilador, las víctimas que buscan afanosos en la Humanidad.
Para evitarlo, la Orden Caballero de la Luz no puede caer en una posible apatía. Y la habrá cuando los miembros que la forman abandonen su deber.
Esa obligación que fue espontánea, generosa y noblemente contraída desde la Iniciación, es la esencia verdadera de nuestra Orden, su fuerza pujante, incontrastable;
De su cumplimiento constante, tal vez como lo prometimos solemnemente ante nuestros hermanos, depende que exista viva nuestra Orden.
El ser humano no debe vivir únicamente para sí, sino también para los demás, para ser útil a las causas buenas.
(Fragmentos del libro “Nuestro Esfuerzo”) G.L.P:. JORGE PORTUONDO JORGE
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