Corría 1962, nacían las Logias Simbólicas en el Presidio Político de Isla de Pinos que llegaban de la Prisión de La Cabaña. Allí habíamos contactado con los miembros de las Instituciones Fraternales. El Hno. René Montero fue uno de los que más se destacaron en esas galeras frías y lúgubres, testigos del sacrificio y de la suerte de un pueblo esclavo. Nos hermanábamos más. Aparecían en las paredes, pintados rústicamente: La escuadra y el compás, los tres eslabones, el triángulo y las plumas. Comenzábamos a conocernos.
Nacía el compromiso de fraternizar dónde quiera que nos encontráramos. Así fundamos nuestras Logias Simbólicas. En las circulares de la Prisión de Isla de Pinos, mientras un guardia (un mau como algunos decían) vigilaba en la torre central, en la ciudad de presos en plena “libertad carcelaria”, a pesar de las requisas, la persecución y de la represión vivían los cultos religiosos y las logias fraternales.
Comenzamos a reunirnos en nuestras celdas, al principio éramos unos pocos; después buscábamos que un hermano viviera en un “cuadro”, o en un “paño”, espacio abierto sin rejas en el sexto piso y hacíamos nacer nuestras logias. Con rituales transformados para que el oído o el ojo profano no se enteraran de nuestros secretos, trabajábamos como si estuviéramos en un Templo fraternal.
Con esos espacios cubiertos por sacos de yute, sábanas o frazadas llegamos a tener, de requisa en requisa, hasta los uniformes; así confeccionábamos collarines oddfélicos con hilos tejidos de toallas; los mandiles con pedazos de sábanas teñidos de rojo aseptil o azul de metileno. Y fraternizábamos. Nos olvidábamos, momentáneamente, de nuestros padecimientos. Cuidábamos del necesitado, impartíamos cultura, nos dábamos a conocer de nuestros compatriotas presos, les trasmitíamos la necesidad de sentirse hermanos.
En esos pequeños cubículos, muy juntos, nos reuníamos: auténticos, ortodoxos, batistianos, del 26, negros, chinos y blancos, católicos, protestantes y judíos con el fin de convertirnos en ejemplo para la población carcelaria que nos rodeaba, y vivía separada por todos esos adjetivos y militancias.
Estábamos conscientes que la fraternidad no es una discusión, ni un debate, mucho menos una separación. La fraternidad es una conversación eterna, es un diálogo perenne del ser humano, una forma hermosa de vivir.
Así, de requisa en requisa, de terror en terror, de dolor en dolor; todas las escalas sociales, todas las ideologías políticas, se olvidaban, para hermanarnos más, para sentirnos más HOMBRES.
Muchos nos preguntan si es verdad que en el Presidio Político editábamos revistas y periódicos. Debo hablar de la revista mensual manuscrita “FRATERNIDAD”. Existía un Consejo de Dirección integrado por los Hnos. Luis Rodríguez (Masonería), Carlos Gómez (Oddfelismo Unido), Miguel Guevara (Ajefismo), Arnaldo Cobiellas (I.O.O.F.) y Jorge Portuondo por la Orden Caballero de la Luz. Representábamos a todas las Instituciones Fraternales y confeccionábamos la revista una vez al mes, los ejemplares pasaban ávidamente de celda en celda, de piso en piso; eludíamos, a veces, las requisas; en ocasiones caían en manos de los verdugos, acabadas de confeccionar o en sus finales; y recomenzábamos la tarea.
Siempre la portada llevaba todas las insignias de nuestras fraternidades, bellamente pintadas por el “Chino” Cobiellas, y trabajábamos hasta avanzadas horas de la madrugada; piénsese en la palabra MANUSCRITA; en el sacrificio que significaba copiar y pintar a mano, páginas y más páginas.
¿Qué cómo conseguíamos los materiales? Los papeles de cartas, todos los papeles que los hermanos recogían. ¿Y los bolígrafos? En diferentes oportunidades teníamos bolígrafos que nos hacían llegar nuestros familiares; la mayoría de las veces rellenábamos los repuestos con rojo aseptil o azul de metileno que conseguíamos; y con ellos editábamos la Revista Mensual, Órgano Oficial de las Instituciones Fraternales del Presidio Político.
Hicimos fraternidad. Hicimos historia. Allí están los hechos, grabados con sacrificio, con sudores, con golpes de machete y de bayoneta, con sangre.
Ahora, a través del tiempo recordamos esos momentos y rendimos tributo a los que nos han relevado en esa tarea y siguen allá y aquí, tras rejas, impregnando la fe, y llenando de conciencia una colectividad olvidada por el mundo, un conglomerado humano dispuesto a todo por lograr la libertad de su Patria y firme en sus principios.
Muchos de los nuestros murieron frente a su deber, cumpliendo con este sentimiento; hermanos inolvidables como el Ajefista JOSE GUERRA PASCUAL; como el Hijo de la Luz EDDY ALVAREZ MOLINA; como el masón LUIS ALVAREZ RIOS; como el Caballero de la Luz EDDY MOLINA; como el Odd Fellow Juvenil PORFIRIO REMBERTO RAMIREZ o como los Odd Fellows MARCELO DIAZ Y ERIC ALMEIDA ALFARO.
A ellos va nuestro recuerdo, para ellos nuestra ratificación del compromiso contraído.
Deshojemos el almanaque y recordemos, veamos en ese pasado la lección de hermandad. Allá en la Isla de Pinos donde el hermano se sentía, se palpaba a diario en el trabajo forzado, en la circular, en los pabellones de castigo. Allá donde existían las Bibliotecas Ajefistas organizadas por los Hnos. Angel Pardo, Felipe Alonso y otros, bajo la orientación del Hno. Luis Rodríguez, cuando podíamos tener libros, donde cada hermano que no recibía visita ni paquetes tenía la ayuda de aquellos que sí los recibían. Donde cada cual pagaba su cuota mensual con cajas de cigarros para que nuestras Logias Simbólicas tuvieran “fondos” y ayudaran a los que fumaban.
Allá donde cada hermano fraternal que llegaba de las prisiones provinciales se encontraba con el abrazo del hermano, hallaba el compañero de celda, la cama, el apoyo espiritual. En fin, allá donde la fraternidad se practicaba tras rejas, y los corazones latían abiertos siempre al necesitado.
Esta recordación de hoy es compromiso, no descansaremos hasta que logremos la libertad de nuestra tierra; en este mundo que no siente nuestro dolor y se olvidan los hombres y mujeres que luchan.
A esos héroes firmes de siempre; a esos que aún tienen fe en la Democracia y padecen, y “mueren viviendo” en las entrañas del mismo monstruo comunista; a esos que lo han dado todo por el mundo libre y padecen en las cárceles de ese mismo mundo; va nuestro respaldo y para los demás lanzamos nuestro grito de alerta: LOGREMOS LA LIBERTAD DE TODOS Y DE CUBA.
G.L.P: Jorge Portuondo Jorge
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