Desde hace años una frase laceró el corazón de un grupo no menor de los miembros de la Orden. Expresión dolorosa y a veces frustrante, producto de hermanos que tratan de definir a las Logias de Pasados Jefes, recogiendo una forma del refranero popular y vulgar, de significación inoperante, pero peligrosísima, “LA QUINTA RUEDA DEL COCHE”.
Según algunos, para ser Pasado Jefe debe bastar, con haber disfrutado de la distinción honrosa de haber presidido una Logia por el término legal que señala nuestra Ley Fundamental.
Ahora bien, la Orden Caballero de la Luz actúa desde la raíz, ella no ha nacido a la vida como otras colectividades, para alcanzar cimas de beneficio económico o altos niveles de vanidad. No, la función de nuestra Orden, de nuestros Talleres, es más elevada, y en este punto debemos estar conscientes, ya que contempla propósitos firmes que están más allá de la posición vulgar, que por imperativo ambiental tiende a situarse al hombre.
El Hermano en cuyo cerebro germinó por primera vez la idea de agrupar a los Luminares Pasados, tuvo a nuestro juicio una idea genial y asombrosa. La de añadir un Grado más a la Orden como escalón a otros por venir.
Un Grado que por su característica excepcional de conocimientos, fuera norte y guía en el sendero de perfeccionamiento humano, por el que para cumplir su finalidad habrá de transitar nuestra Orden Fraternal.
Las Logias de Pasados Jefes deben ser contempladas, deben ser consideradas como un símbolo para los bienes que atesoran; en este símbolo está el elogio a la comprensión, el manejo de la herramienta, la tolerancia y el recto sentido de la fraternidad, circunstancias todas que tiene que encarar dentro del marco de la cordura el que preside una Logia.
Si la finalidad para la que fueron creadas las Logias de Luminares Pasados o de Sacerdotisas Jefas Pasadas no se cumple, si ésta no satisface más que el ansia vanidosa de añadir un collarín a los ya existentes, o de elevarse hacia otros collarines, la responsabilidad no es de la Logia, es de nosotros, que la integramos, que por satisfacer anhelos personales, la hacemos caer en la indolencia y la rutina, en perjuicio de la mística. La convertimos en el remedo de una Logia de Caballero de la Luz o de Sacerdotisa del Hogar. O como piensan algunos: “en una logia más”.
Las Logias de Pasados Jefes tienen funciones muy encomiásticas que cumplimentar. Son organismos autónomos de carácter deliberativo, legislativo, doctrinal; y judicial, y por su peculiar actividad, son consideradas Logias de especial jerarquía.
Especial jerarquía que les coloca un sello de particular contextura, que las distingue de las Logias Constituyentes en el recto sentido de su dirección, tendiente a consolidad, desarrollar, fortalecer en el intercambio de ideas, que en el curso de nuestras sesiones debieran producirse, las experiencias filosóficas de nuestra doctrina, adquiridas en el ejercicio de la función rectora que lleva a cabo el Luminar o la Sacerdotisa Jefa, en el término de su mandato.
Experiencia filosófica que el Pasado Jefe Instructor, en forma de conocimientos está “obligado” a transmitir en el seno de su Logia, a manera de instrucción litúrgica o doctrinal en el ejercicio de su cargo.
El tiempo decursado desde la aparición de la primera Logia de Luminares Pasados al momento actual, evidencia su justificación y explica con elocuencia suma, su presencia y razón de ser o necesidad de existir en el seno ardoroso de nuestra Orden.
El núcleo colectivo, doctrinal, deliberativo, judicial y legislativo o Logias de Pasados Jefes, fijemos esto en nuestras conciencias con caracteres indelebles, de acuerdo con nuestros principios tiene una función bien dirigida y definida, aunque esto a veces por imperativo del ambiente material en que nos encontramos inmersos, sea ignorado por nosotros mismos.
Modelar la conciencia del hombre y la mujer fraternales, vitalizarlos por la vía del conocimiento, mediante el uso atinado de su razón, de sus valores, y por la práctica diaria, portadora de experiencias, de las virtudes morales que colocan al hombre y a la mujer muy por encima del resto de los seres humanos, es enriquecer de saludables divisas nuestra CONDUCTA.
Vayamos hacia la doctrina, hacia la Ley, hacia la liturgia, conscientes de que nuestras Logias de Pasados Jefes tienen razón de ser. La responsabilidad es nuestra.
Ya a la altura de una reunión de “Pasados Jefes de Logia”, es como una logia de dirigentes, presentes o futuros.
El Pasado Jefe Instructor debe dedicarle más tiempo a la Doctrina y Filosofía de la Orden. Ahora interesa mucho más dar instrucciones del significado de las enseñanzas de los grados. Los símbolos de la Orden deben ser interpretados y trasmitidos a los miembros de una Logia de Pasados Jefes.
¡Ah! Y para adquirir el grado supremo en conocimiento fraternal, asistamos a las sesiones y conferencias del Seminario “Luz y Caballero”.
El que más sabe, tiene más herramientas para ser feliz.
GLP:. María Luisa Pastor.
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