Muchos de nosotros, miembros pertenecientes a disimiles Instituciones Fraternales, poseemos la experiencia de hablar delante de una audiencia o de una logia reunida y nuestra Orden Caballero(s) de la Luz no es la expecion, todos estamos expuestos a vernos en alguna ocasion por multiples circunstancias dados a encarnar la oratoria alguna vez, exite ademas la figura del Patriarca quien por excelencia esta destinado a ser el Orador habitual de cada jornada y si bien entendemos que el oficio se hace en el ejercicio, no resulta algo menor para cualquiera efrentar el siempre respetable y retador auditorium.
Por muy preparados que estemos, el hablar en público, ya sea pequeño o numeroso, causa cierto nerviosismo y preocupación. Hasta los artistas y locutores expertos experimentan esta sensación.
Para obtener la desenvoltura necesaria, frente a un público, basta con cumplir con las siguientes formas:
Al pararnos frente a cualquier audiencia nunca debemos olvidar que somos el centro de la atención. Nuestra postura determinará mucho el interés que el público, al cual nos vamos a dirigir, nos preste.
El tono de nuestra voz debe ser cautelosamente estudiado. Grabando el discurso que pronunciaremos y escuchando el tono de voz, podremos corregir detenidamente nuestra pronunciación, las curvas de entonacion y las inflexiones de nuestra voz.
El uso de ademanes, con las manos, es muy importante. Hay que mantener contacto visual con la audiencia. Siempre debemos ser naturales al dirigirnos al público. La preparación que un orador tenga para dirigirse a un público sera vital.
La oratoria es una capacidad que no todos tenemos, pero que podemos desarrollar y para ello, debemos prepararnos lo suficiente para no hacer malos papeles.
Existen varios tipos de oratoria. El discurso informal, o no preparado, es el más utilizado. Los discursos memorizados se elaboran con tiempo, y debemos dominarlos a la perfección.
Si se tiene que escribir un discurso, es aconsejable hacerlo en forma simple, usando un vocabulario fácil, como si fuera una conversación con otra persona.
Si seguimos estos sencillos consejos u orientaciones, es posible que cualquier persona pueda dirigirse a un público determinado.
Faltas más comunes en los oradores:
Repetir frases y palabras como: bueno…porque…y…y…etc.
El tartamudeo es producto de no dominar el tema a la perfección.
Comenzar el discurso disculpándose, lo que hará que la audiencia busque nuestras faltas. El buen orador nunca debe disculparse.
Copiar de otros, o de artículos de periódicos y revistas, los cuales son para lectores.
Jugar con artículos en nuestras manos cuando se está hablando (plumas, lápices, monedas, etc.). Esto hace que la audiencia pierda la concentración en el tema que se está tratando.
Repetir leyendas o anécdotas que no se relacionen con el tema tratado, o con lo sucedido en la audiencia. O extenderse demasiado repitiendose una y otra vez.
Reiterar en hechos que cansan al auditorio cuando lo oyen varias veces. Si en un discurso explicamos sobre la caída del Apóstol en Dos Ríos, no debemos insistir sobre el tema en las otras oportunidades que se nos invite a hablar.
Tengamos presente que el orador debe dominar a la audiencia, nunca fatigarla.
Por MLP:. Agustín Blanco.
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