Los Caballeros de la Luz y las Sacerdotisas del Hogar tenemos que usar nuestras habilidades, cualidades y emociones como “Hijos de la Luz” que somos, para crear a través de la labor que realizamos una sociedad más fraternal.
Los “Hijos de la Luz” nos hemos manifestado durante mas de 100 años como ejemplares ciudadanos. La clave es no tener miedo de ser lo que somos. El triunfo es divulgar para qué estamos en cada pueblo.
Debemos tratar de ver cómo nos podemos ayudar, lo que significa que no abandonamos nuestro entorno, sino que empezamos por la familia, los amigos y las personas que nos rodean. Lo importante en esta tarea de perfección del hombre es darnos cuenta de que jamás dejaremos de servirnos los unos a los otros.
Descubrir la bondad es comprender que podemos experimentar directamente la realidad y trabajar con ella. Esto nos hará sentirnos personas inteligentes y rectas que buscamos convertir nuestros hogares en un templo.
El potencial humano de inteligencia y dignidad armoniza con la vivencia del brillo de un radiante cielo azul, del frescor de los campos en primavera y la belleza de los jardines y árboles que nos rodean. Tenemos un vínculo afectivo con la realidad, que es capaz de despertarnos, y hacernos sentir que los que integran nuestra fraternidad, son básica y fundamentalmente buenos.
La visión del “Hijo de la Luz” es conectarse con su capacidad de despertar y reconocer que esa bondad es algo que puede acontecernos, y más aún que es algo que está aconteciendo. Como seres humanos estamos básicamente estimulados y podemos entender la realidad.
No permitimos que se nos esclavice; somos libres, que en este caso significa simplemente, que podemos elevarnos e inspirarnos con el fin de trabajar en la realidad con dignidad y lealtad. Si empezamos a cobrar ánimos, encontraremos que el universo entero y el Sublime Luminar también, cooperan poderosamente con nosotros.
Si servimos al mundo, podemos ayudar a construir una sociedad fraternal. En vez de presentar alguna fantasía utópica referente a lo que podría ser para nosotros la sociedad, tenemos que emprender el viaje hacia nosotros mismos. No podemos limitarnos simplemente a especular o teorizar sobre el futuro. A cada uno de nosotros, individualmente, corresponde buscar el sentido de nuestras vidas.
Envejecemos, perdemos la salud, pero se encuentra presente, en cada uno, aquel aforismo que nos indica: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor y la electricidad: la voluntad”. Y con ella debemos prepararnos para el futuro, dejar que el optimismo anide en nuestros corazones maltrechos, y lanzarnos hacia adelante llenos de esperanzas.
La majestad de conectar con nosotros mismos como un rey sentado en el trono, nos revela la dignidad que se da cuando permanecemos tranquilos en un estado de simplicidad. Llegar a sentir ternura hacia nosotros mismos nos permite ver con precisión tanto nuestros problemas como nuestras potencialidades. Tenemos que aceptar nuestra responsabilidad personal por la edificación de nuestra vida. Y por el futuro de la Orden Caballero de la Luz y en todo el mundo.
GLP:. Jorge Portuondo Jorge
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