El hombre, modelador de almas y forjador de voluntades, fue culpable del ostracismo a que fue relegada la mujer durante años; siglos tras siglos, las mujeres eran echadas a la ignorancia y a la esclavitud económica, dependientes en todo del hombre. Y ese pasado fue noche tenebrosa en la vida espiritual de ellas.
Felizmente todo evoluciona. Todo cambia. El progreso es ley que se cumple y que vence. Es un movimiento espontáneo que sigue sin detener su marcha por los abrojos del camino.
Estos dos últimos siglos estuvieron cuajados de reivindicaciones, y de exaltaciones de la personalidad humana. Los conceptos de igualdad, fraternidad y cooperación tomaron una acepción más amplia, fueron puros hechos que definieron la teoría del amor fraternal.
Una ola de valores humanos invadió las naciones; la MUJER designada por el Sublime Luminar del Universo para ser Madre y Alma de la FAMILIA, que fue creada con un grado de perfección para ser la dispensadora del bienestar y de la paz, que cumple ese designio con habilidad, con arte y alegría, y también con una alta nobleza moral que componen un conjunto de actos pequeños, incesantemente variados, sencillos, delicados y múltiples, llegó al siglo XXI, su siglo, totalmente identificada e igualada con el hombre, para bien de la Patria, satisfacción de los hogares y engrandecimiento de la familia y de la sociedad.
La mujer se acrecentó, puso un alto al parasitismo social de su sexo, con una valiente cruzada. Mujeres diligentes, activas, laboriosas, felices de probar a los demás, que sin prejuicios y restricciones, podían valerse de sus propias fuerzas y convertirse en útiles colaboradoras de todas las actividades.
En marzo de 1912, la Logia “Martí # 3”, de Key West, nombró una comisión para redactar la liturgia y los estatutos que crearía una Logia de Mujeres para la Orden Caballero de la Luz.
La comisión nombrada estuvo integrada por los Hnos: Manuel Hernández Romero, Francisco Simón, José Joaquín Izaguirre, a los que se sumaron los Hnos, Francisco Fleitas y Fernando Santana.
Todo este movimiento fue en respuesta al resurgimiento de la Orden en 1911, debido al entusiasmo del Gran Maestro Luminar, Hno. Antonio Canalejo, y a la idea genial de hombres como Antonio Díaz Carrasco, Agustín Delgado y al Secretario de la Comisión: Hno. José Joaquín Izaguirre. Se sintieron los efectos y se recogieron los frutos de la activa y entusiasta labor. El 4 de abril de 1912 rindieron informe a la Logia “Martí # 3”.
En ese espacio de tiempo, los Caballeros de la Luz se reunieron con sus esposas, hermanas, madres e hijas, inculcándoles el deseo de integrarlas a una logia.
De esas reuniones hay párrafos, que leemos en el libro Nuestras Raíces: “Una esposa dijo: Yo creo que a esta logia de mujeres, debemos ponerle el nombre de DAMAS DE LA LUZ, recuerden que nuestros esposos llevan el de CABALLEROS DE LA LUZ, que nuestros hijos, allá en 1892, aquí mismo en Key West, se llamaban DISCIPULOS DE LA LUZ”.
“Ese nombre debe ser puesto, en justo reconocimiento a la triple condición de hija, esposa y madre, que engalana a toda mujer, que de vigencia al pensamiento martiano; el ser humano no está completo en el hombre; es la mujer quien lo completa. No hay dicha de hombre completa sin sonrisa de mujer. Hemos de ser Damas que demos Luz”.
Y otra esposa o hija, dijo: “La mujer cosa, la mujer obediente ha sido siempre ensalzada como Angel del Hogar. Fue en el hogar, precisamente, donde la mujer halló una trinchera inexpugnable para defender sus derechos. Fue en el hogar, con calor de madre, donde inyectó a su hijo el ansia de superación, el deseo de libertad, y la necesidad de justicia y equidad para sus derechos. Era la Sacerdotisa del Hogar”.
“Y la madre, sublime esencia de todas las ternuras, ¿y por qué no? De todos los sacrificios, arrullando al hijo, cuidándolo amorosamente, velando su sueño, consolando al esposo amante, libró su mejor batalla por el reconocimiento pleno de sus derechos. Y hubo reivindicación”.
“Esa mujer era la Sacerdotisa del Hogar. Daba LUZ Y AMOR, protegía y orientaba. Por eso considero que nuestra logia debe llevar el nombre de “Sacerdotisas del Hogar # 1”.
De todas estas mujeres que abrazaron nuestra fraternidad, hemos de destacar el nombre de la primera Sacerdotisa Jefa, Hna. Amelia Bancells, la que con más de 31 años de militancia ininterrumpida falleció, después de haber despedido a su único hijo, que marchaba para ser el primer mártir Caballero de la Luz en la Segunda Guerra Mundial.
El 6 de junio de 1912, se fundó la primera Logia de Sacerdotisas del Hogar en Key West; más tarde en los años de 1913 y 1914 nacieron las Logias # 2 y # 3, en Tampa.
Y en 1920 se fundó la primera Logia de esta Rama en nuestra Patria, hoy “Rosa Robés # 4” de San Antonio de los Baños, de la cual fue fundadora, la inolvidable AMADA GARCIA.
En ese mismo año se fundó la Logia “Abnegación # 5” de Santiago de las Vegas. Después fueron naciendo logias más logias, hasta llegar a casi doscientas en toda la Orden.
La esclava se levantó, la Mujer, la Madre, la Sacerdotisa, fue un nuevo e importante factor en la solución de los problemas: de la educación, las leyes y el trabajo. Nuestras puertas se abrieron para prepararlas, defenderlas y redimirlas.
La Orden Caballero de la Luz fue la primera Institución fraternal que dio participación a la mujer.
Y su demostración en los 112 años transcurridos, el perfecto conocimiento de nuestros fines y principios, la han llevado a los altos cargos de la Orden, desde Amada García, pasando por Sara Salzhaver, hasta Estrella Bister, la primer Gran Vice Luminar, Hilda Moreno, la primer Gran Patriarca, Elsa O. Rodríguez, la primera mujer en dirigir un alto Organismo de la Orden y Nancy Hernández la primera Suprema Luminar.
Cuando la educación comenzó a difundirse con más prodigalidad y a tomar cuenta los valores de la mujer, se crearon para ellas, nuestras Logias de Sacerdotisas del Hogar, que rompieron el molde estrecho de esas tradiciones y las viejas prácticas y costumbres que le impedían su perfecta trascendencia.
El hombre tuvo miedo de abrir los ojos maravillado de sus discípulas, y descubrir el cofre de oro que guardaba los tesoros del mundo. La ignorancia jamás triunfa, y la mujer demostró la sagrada misión que tenía ante nosotros.
Por eso las Logias de Sacerdotisas del Hogar han sido organizadas por la Orden Caballero de la Luz, por eso hemos ido, paso a paso, superando a nuestra Rama Femenina, capacitando a la mujer fraternal, para vivir la vida con todo lo que tiene de real, práctica y útil.
Surgieron así las logias, en momentos en que la mujer en su afán de liberación buscó medios propicios para conquistar su independencia y asegurar el fruto de su trabajo y el equilibrio estable de la economía familiar.
El número de logias creció y dentro de ellas el número de Sacerdotisas del Hogar.
En la ciudad de Cienfuegos, en 1960, la Hna. Herminia Plá levantó su voz en pro de que se le concediera el primer Grado a la Sacerdotisa del Hogar. Y se le concedió.
Después en la década de los 70, comenzó el deambular por la ciudad de La Habana, con una jaba visitando logias. En ella, nuestras hermanas, llevaban una saya, iban en pantalones preparadas para que no les abrieran las puertas de los Templos, una de estas hermanas era Hilda Pérez, hoy Cruz H. Portuondo, y fueron venciendo obstáculos hasta lograr en 1976, el permiso de usar los pantalones en nuestros Templos.
Más tarde el Segundo y el Tercer Grado para las Sacerdotisas Jefas Pasadas. Y más adelante el derecho de las Sacerdotisas a adquirir los tres Grados y en nuestra Patria el poder participar y presidir Logias Mixtas.
En 1990 se logró la igualdad en la clasificación beneficiaria. Ese ha sido el grado de desarrollo de las mujeres en nuestra fraternidad, esa es la superación constante que indica que la Sacerdotisa del Hogar es la salvadora de la Orden Caballero de la Luz.
En este 96 Aniversario rendimos homenaje a las hermanas de las Logias “Hijas de Cuba # 158”, “Mariana Grajales # 167”, “América # 175” y “Amor y Paz # 177”, que son ejemplo de entusiasmo, creación y aporte, de unidad y constancia, de amor y hermandad.
G.L.P:. LOUIS HERNANDEZ
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