19 de mayo, aniversario de la caída en combate de José Martí
Por un Hermano de la Orden Caballero de la Luz
En la madrugada ardiente del 19 de mayo de 1895, cayó en Dos Ríos el Apóstol de la independencia cubana: José Martí. Caía un hombre, pero ascendía una llama que no ha dejado de arder en los corazones de quienes buscan la dignidad y la justicia en medio del tumulto humano.
Hoy, como hermano de la Orden Caballero de la Luz, no puedo sino mirar hacia aquel día con los ojos y el alma de este tiempo. Y me conmueve pensar que Martí, en su decisión de morir de cara al sol, no escapaba al combate, sino que abrazaba el deber más alto: el de dar sentido a la vida con la entrega absoluta por el bien común.
No somos ajenos al dolor, al desencanto ni a las luchas interiores que atraviesan los hombres y mujeres de nuestra nación. Vivimos tiempos de zozobra emocional, donde la desilusión parece haberse vestido de rutina y la esperanza, por momentos, se esconde detrás del miedo. Pero es justamente en estas horas, cuando el ejemplo de Martí se nos vuelve faro.
Martí no fue un mártir pasivo, ni un héroe congelado en el bronce. Fue un hombre profundamente sensible, dolido por las injusticias, inflamado de amor por su patria, pero también herido por el abandono, la incomprensión y la traición. Su luz no es la de un ser perfecto, sino la de un ser consciente que eligió encenderse en medio de la oscuridad.
La Orden Caballero de la Luz, inspirada en los valores del Deber, el Honor y la Luz, reconoce en Martí a un Hermano sin mandil ni collarín, pero con una estrella interna más luminosa que cualquier condecoración. Nos recuerda que no hay mayor iniciación que la del alma que decide vivir con decoro, aunque el precio sea alto.
Hoy, al recordar su caída en combate, más que llorarlo, queremos continuarlo. Que nuestras palabras, actos y decisiones estén impregnados de su ética luminosa. Que no falte en nuestras Logias el estudio de su pensamiento, ni en nuestras vidas el compromiso con su obra inconclusa.
Martí no cayó. Martí se sembró.
Y cada vez que uno de nosotros elige actuar con decoro, amar sin fronteras, pensar con profundidad y luchar con nobleza, una nueva flor de luz nace en el surco de su sacrificio
Comisión Cultura y Divulgación 
Logia Soles y Rayos de Oriente No.7 (OCLU)

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