En el corazón de nuestras sesiones, casi de forma silenciosa y discreta, circula uno de los gestos más nobles que sostienen la vocación moral y solidaria de nuestra Orden: el saco benéfico.
Más que una costumbre ritual, el saco benéfico encarna el principio de benevolencia activa, en su forma más pura: dar sin esperar, asistir sin que se note, construir sin alardes. Es en este gesto —pequeño para algunos, decisivo para otros— donde se mide el compromiso profundo con los valores que nos dan nombre: Deber, Honor y Lealtad.
Pero lo que hoy observamos con creciente preocupación en nuestra logia y en tantas otras, es un fenómeno que no puede ser ignorado: los sacos benéficos son cada vez más ligeros, y en algunos casos, lastimosamente vacíos. Lo que alguna vez sostuvo campañas fraternas, auxilios discretos, y hasta gestos anónimos de alivio en momentos difíciles, hoy apenas alcanza para cumplir el rito.
Y no se trata únicamente de un problema fáctico —aunque lo es—, sino de un síntoma moral. Porque cuando una logia deja de ser capaz de sostener su propia red de auxilio fraterno, algo más que el saco está en crisis. Lo está el sentido mismo de pertenencia.
No es el monto: es la conciencia
El saco benéfico no exige grandes sumas, exige intención fraternal. No se juzga la cantidad, sino la conciencia con que se da. Pero cuando el gesto se vuelve rutinario, ausente, casi automático o incluso evitado, la pregunta se impone: ¿qué nos está faltando?
Tal vez no nos falten recursos, sino recordar para qué estamos aquí. La benevolencia no se enseña con discursos, se ejerce con actos. Y es en ese pequeño saco, que pasa discretamente de mano en mano, donde cada miembro tiene la oportunidad de volver a decir: estoy presente, estoy contigo.
Recuperar el espíritu, no el rito
La logia no necesita más actos vacíos. Necesita gestos auténticos. Que el saco benéfico vuelva a ser lo que fue: una reserva moral, una garantía silenciosa de que en nuestra Orden, nadie camina solo.
Desde Soles y Rayos de Oriente No. 7, extendemos esta reflexión a todas las logias hermanas: que el saco benéfico vuelva a pesar, no por el oro que contenga, sino por el valor que representa.
Comision de Cultura y Divulgacion (Soles y Rayos de Oriente No. 7 OCLU)

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