Hoy escribimos para rendir homenaje a hermanos y hermanas muy especiales. Las instituciones fraternales, y todas las colectividades humanas, tienen y seguirán teniendo, la suerte de contar entre sus filas a hombres y mujeres excepcionales, que hacen de todo, que dedican su vida por entero a ellas. Y sin esos ellos las logias y las organizaciones podrían vivir, pero no presenciar un futuro lleno de esperanzas.
A veces llegamos a una logia, pequeña o grande en miembros, no importa la cantidad, y nos damos cuenta que la minuta, el acta, los recibos y hasta los balances de tesorería son hechos por la misma persona, esos son los integrantes de la frase “hombres y mujeres orquesta”, parodiando al gran músico y buen Caballero de la Luz y masón, MARTIN TERRY.
Y si nuestro actual Gran Secretario toca todos los instrumentos musicales, otros realizan todas las labores administrativas, y mucho más, pues hasta visitan logias, las limpian, acompañan a los enfermos y asisten a los funerales, o sea, que están en todas partes.
Y hay quienes los critican, y les llaman despectivamente “dueños o caciques”, sin ponerse a pensar que mientras ellos están viendo televisión, conversando con amistades y familiares, atendiendo a nietos e hijos, estos esclavos están trabajando por ellos, y para la logia que es de todos.
El hombre actual necesita del cambio continuo, y como el medio o su circunstancia diluye, corrompe, absorbe, entonces escoge uno de dos caminos, o trabaja o critica.
El que se considera diferente, y lo es, por personal valoración, establece un conjunto de normas para la acción, reclamando en estas normas el reconocimiento de los valores del espíritu, y los de la persona. Se divorcia de las calumnias, se separa de la envidia y la soberbia. Y trabaja, prepara el futuro para él, para los suyos y también para los que no hacen y se pasan la vida diciendo: “es un grupito”, “es una piña”.
Eso fue hace mil años y seguirá siéndolo hasta que el hombre no se dé cuenta que es hermano del hombre, y al darse cuenta entrará no sólo la prédica, sino también y en sumo grado, la práctica.
Yo afirmo que las logias y las instituciones necesitan muchos hombres orquesta, y nuestras logias de Sacerdotisas del Hogar están muy necesitadas de esas mujeres, que si al menos no estén dispuestas a tocar todos los instrumentos, toquen uno y ayuden a la carga que llevan sobre sus hombros unas cuantas.
No, no hay que decir nombres, trasladémonos a las 15 logias federadas, a las logias de otras instituciones, a las organizaciones del exilio, y enseguida, en cada oportunidad que tiremos el ancla, en una de ellas nos saldrá una cara bien nítida afirmándonos que sin ese rostro trabajador no tendríamos lo que tenemos hoy en día.
El pensamiento rinde homenaje a quienes se sacrifican día a día, noche a noche, hora tras hora, minuto junto a minuto, y segundo sobre segundo, por lo que debemos sacrificarnos todos.
Y si hay un día del Caballero de la Luz, un día para la Sacerdotisa del Hogar, otro para los Menores, otro para los Pasados Jefes, y uno para los Secretarios, vivimos seguros que para los hombres y mujeres orquesta no los hay, porque a pesar de ser “dueños o caciques”, a pesar de todo, los 365 días del año aseguran que son los esclavos de esos que exteriormente se consideran parte de su propiedad, pero que en su interior desearían tanta capacidad de sacrificio y de entrega.
Rindámosles homenaje y digámosles, que ayer, hoy y siempre ellos son necesarios pero no imprescindibles, porque nosotros, sí estamos en la disposición de convertirnos también en hombres y mujeres orquesta para el bien de nuestra Institución.
Por: G.L.P:. Hilda Cruz Portuondo.
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