No hay disculpas. Se que nos están leyendo hasta en las sesiones. Me gusta que todos lean lo que publicamos, que se familiaricen con este espacio, que se identifiquen con nuestros planteamientos y que discrepen. Que sepan nuestras emociones, porque queremos ser símbolo de la hora en que vivimos.
Cada vez que planteamos una idea y un sentimiento, ahí está nuestro nombre, nuestro calor y nuestro entusiasmo. No criticamos por criticar. Eso sí, ofrecemos baterías que son de júbilo y malletazos que nos duelen. No  es criticarlo todo sin uno aportar algo. Es dar, entregarse, trabajar sin descanso, y si queda tiempo, rectificar los errores, rectificarlos con amor, dando corazón y no látigo.
Los que hemos dirigido alguna colectividad humana, sabemos de las críticas y de las injusticias, igualmente comprendemos las frustraciones de los que nada hacen, pero ven mal todo lo que otros hacen. Ellos jamás se brindan para hacerlo, y esperan que otros más dispuestos lo hagan para criticarlos. Esa es la vida. Y hay que continuar laborando y aportando.
La Orden sufrió una ruptura, primero aquí y después allá. Dolor para la Orden y sufrimiento para sus miembros.  El pasado es historia y es lección. De esa enseñanza hemos creado las fórmulas que juntan, y por eso fortalecemos y defendemos, cada día más, la Alianza Fraternal con cada Organismo, y los respetamos.
¿Y por qué los respetamos? Porque quien ha administrado bien sus bienes, no desea que otros se lo administren. Lo principal no está ni en la palabra integración, ni en la palabra unidad; está en la comunión de sentimientos. Está en el contrato del futuro. Puede haber discrepancias en fórmulas  planteadas hasta ahora; y hasta en las ideas, pero nunca en los principios, y mucho menos en los sentimientos. Repetimos, la solución de nuestros problemas está dentro de cada uno de nuestros pechos.
Discrepamos con palabras y actitudes que hieran.  En estos instantes, ya históricos, lo conveniente es sanar heridas,  desapasionarse, adherirse a los principios, acercarse, ver todo lo que junta, y desechar todo lo que separe.
Los principios y la mística institucional acercan. Por eso estamos con la Alianza Fraternal. Sin mirar de dónde salió la idea. Contemplando solamente su justeza.
Quisimos que los orientales, los de la República, y los occidentales, se acercaran, y lo logramos, ¿Por qué nos íbamos a ver impedidos de verlos aliados en una sola Orden, aunque administrados separadamente? Nosotros estamos por la erradicación del centralismo, y la Alianza Fraternal lo logra.
Por eso deseamos firmar una alianza con las Grandes Logias de Florida, del Norte, de California, de Illinois, y ¿por qué no?, también con la Suprema Logia Internacional. Si ellos son nuestros hermanos, si ellos están dispuestos a respetarnos, si usamos la misma Biblia y defendemos iguales fines y fundamentos, sintámoslos de verdad como HERMANOS.
Pueden algunos tener esperanzas en un individuo. Pueden hasta crear un culto hacia su personalidad, pero la solución no está ni en las esperanzas, ni en el culto. La solución está en la realidad, en lo objetivo, en la colectividad llamada Orden Caballero de la Luz.
La Gran Logia de Florida ha elegido nuevos dirigentes. Ellos tienen una gran historia fraternal, sus nombres los conocemos y los respetamos. Vamos a acercarnos a ellos en este crucial momento y afirmarles nuestra hermandad.
Si cada uno de nosotros tomamos conciencia  de nuestro deber actual, de lo vital para la Orden que es dejar a un lado lo que nos separó, y traer al presente lo que nos acerque, lo que nos relacione, lo que nos haga firmar una alianza, un compromiso, un contrato. La Institución está en primer lugar, y por encima de nosotros mismos.
Ayer, hoy y siempre, habrá UNA SOLA ORDEN, y los corazones de los miembros se mantienen latiendo muy juntos.
A partir de ahora convirtamos nuestros Templos en un hogar inmenso, y nuestros hogares en Templos.
Nuestras manos deben seguir extendidas, y nuestros brazos, como nuestros Templos, bien abiertos.
Los miembros de la Federación de Logias Unidas gozamos de nuestra hermandad, pero queremos que los demás gocen también de ella. Por eso nuestros Templos continuarán abiertos a todos.
Nos comprometemos a seguir trabajando en fraternidad y por la fraternidad, a eso estamos obligados, porque nuestra Orden y todos los Caballeros de la Luz y las Sacerdotisas del Hogar, se lo merecen.
Marchemos de pie y firmes para lograr una ORDEN CABALLERO DE LA LUZ como la soñó GONZALEZ CURBELO, en la que prevalezca el amor fraternal entre todos.
GLP:. Jorge Portuondo Jorge (FLU)

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