Desde principios del 2020 al inicio de la crisis nacional, se vienen abordando las propuestas para el cambio de régimen económico, sin embargo han transcurrido casi tres años y no ha habido avances considerables respecto a la transformación de la economía, dejando en claro una evidente negligencia por parte de los ejecutivos de la Orden quienes son los encargados de gestionar y cursar el referéndum para dicha transformación. Si bien es cierto que la crisis sanitaria atrasó en gran medida este proceso, también lo es que se ha perdido el resto del tiempo donde todas las instituciones del país han sido actualizadas a un nuevo modelo y las que se han quedado rezagadas dejaron de existir o simplemente están destinadas a eso. La brecha económica cada vez es mayor y caer en endeudamiento supone una pérdida irreversible para las economías débiles como la nuestra. Lo anterior es la causa y el riesgo que se deriva principalmente de la negligencia de los ejecutivos y el desinterés del resto de los organismos que juntos han llevado a la Orden al borde de
la quiebra.
En todos los niveles de la Orden o al menos en la mayoría de las logias y organismos hay un considerable estancamiento financiero que viene golpeando el ejercicio económico natural de la institución y el cumplimiento de sus fines. Es un proceso que se ha prolongado en el tiempo sin solución, debido en gran medida a malas políticas de gobierno tanto de la Gran Logia como de la Suprema Logia unido a otros fenómenos como la falta de comunicación efectiva entre estos Organismos rectores y las Logias de las distintas ramas, a demás de la incapacidad de las primeras de generar incentivos y de las últimas para desarrollar proyectos que multipliquen sus ingresos haciendo uso de su autonomía.
Se puede decir que la Orden se encuentra en un período de Estanflación, termino introducido en 1965 por el ministro de economía británico, combinando las palabras inflación (presente en la economía nacional) y estancamiento. Siendo un escenario muy complejo caracterizado por el alza de los precios de servicios y bienes de consumo, la inactividad de los actores económicos y el estancamiento de la taza crecimiento, provocando situaciones muy graves de empobrecimiento general de la institución, solamente exceptuado por algunas logias que mantienen niveles medianamente aceptables, por lo que vale la pena revisar las causas.
Actualmente La fuente fundamental de ingresos de nuestra economía interna está basada en el aporte de cuotas ordinarias y donativos de los miembros, siendo esta la forma casi exclusiva de capitalizar los fondos. En este sentido la economía de la institución se basa en la solvencia económica individual de los afiliados y la participación activa de sus aportes. Por lo que existen diferentes factores que detienen el proceso de crecimiento como son: El envejecimiento de la membrecía, pensionados en su mayoría con bajos ingresos y aportes limitados; la inestabilidad de las economías domésticas, donde prevalece la pérdida constante del valor de la moneda provocando un bajo rendimiento de los salarios e ingresos y por consiguiente el decrecimiento de los aportes; la baja asistencia y perdida de membrecía, que se traduce en menos capacidad de recaudación y finalmente la falta de actividades o proyectos que incentiven y justifiquen los motivos para aumentar las contribuciones. Por otra parte los ingresos provenientes de las cuotas cobradas en las logias o pagadas por estas a la gran Logia también están gravemente afectados por la morosidad e impago llegando a niveles insostenibles de endeudamiento cercanos al 50 % del total de la recaudación prevista.
Visto de esta manera es inevitable la precariedad económica mientras la Orden no genere
mecanismos propios de sustento en cada una de sus fracciones. Antiguamente los momentos de auge económico estuvieron determinados por las diferentes actividades que se desarrollaban en todos los niveles de la organización, dígase bailables, rentas de cines, Almuerzos fraternales, Brindis, Banquetes, ferias o Verbenas y sesiones temáticas. A demás de estas actividades que generaban excedentes utilizables; también existía en las Logias una comisión permanente de apoderados, encargados de generar ingresos mediante cualquier gestión económica lícita, empleando una cantidad de efectivo acordada por el taller y su resultado detallado en informe, se sumaba igualmente a la capitalización de fondos de beneficencias, inversión o desarrollo tal como es el caso de los proyectos de construcción de templos, panteones y otras propiedades que engrosaron el patrimonio de la Orden.
Junto a la etiqueta de Asociación Sin Ánimo de Lucro llegaron las malas interpretaciones que poco a poco condenaron a la orden al declive económico y financiero. Por definición el fin de este tipo de asociaciones no es la persecución de beneficios económicos sino que su objetivo principalmente es de índole social, filantrópico o cultural por lo que el excedente de su actividad no es distribuido entre sus miembros sino que es invertido en el fin que persigue la asociación o directamente empleado en su crecimiento. Las fuentes de financiamiento más habituales de este tipo de asociaciones, como habíamos visto anteriormente son los donativos, las ayudas recibidas de otras instituciones, beneficios o exoneraciones fiscales y actividades de tipo comercial sin que medie la distribución entre los asociados de los beneficios obtenidos. Atendiendo a este concepto se puede entender que lo que define una asociación sin fines lucrativos es la distribución de sus ingresos y no
la manera en que los percibe. Como ejemplo de ello en el propio modelo 40 utilizado en la Orden para el Balance General en la columna de ingresos, fila No.9 aparece el concepto de “ingresos eventuales” de tipo variado que se relacionan al dorso del documento, luego de haber consignado en las filas anteriores el resto de las categorías de ingresos más comunes anteriormente mencionadas.
En síntesis, la falta de información y asesoría en el ámbito económico han limitado la capacidad de gestión aun más que las prohibiciones reales de actuar económicamente, creando barreras mentales que conllevan a asumir una imposibilidad inexistente en muchos casos y a desechar por analogía cualquier posibilidad de desarrollo.
La recesión inducida que viene sufriendo la Orden por largo tiempo ha coadyuvado a una terrible depresión económica y por ende a la insolvencia, sumada a la falta de liquidez y el decrecimiento del valor patrimonial, relacionado esencialmente este último con la depreciación de activos tangibles como muebles e inmuebles que en sentido general no se toma en cuenta. Por consiguiente todos los presupuestos y balances son presionados, irreales y no concluyentes; puesto que se elaboran con información imprecisa y arrojan datos estimados que permiten observar mínimamente el actual descalabro económico de la Orden, que sin una reforma e intervención inmediata va camino inevitablemente en corto plazo al cataclismo financiero y la quiebra total de la Institución.
Hno:. Wilmer González Sánchez
Logia Bauta No.72 (GLC)
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