Cada vez que experimentas una desilusión, en esa experiencia yace una pequeña semilla de esperanza. En cada decepción está el impulso inicial de la determinación.

Ese pequeño dejo de esperanza que hace que el desencanto resulte posible, crecerá si tú se lo permites. Porque de la desesperación más absoluta puede surgir una brillante realización.

Aquello que te detiene también prepara a su vez el terreno para que sigas avanzando. Eso que parece no tener remedio te da más razones que nunca para tener esperanzas.

La oscuridad ofrece a tu propia luz interior un espacio en el cual poder ser vista, aprovechada, agradecida y sinceramente valorada. Los desafíos te brindan un territorio fértil en el cual marcar una verdadera diferencia y hacer un valioso aporte.

No importa qué haya en tu pasado, ahora tienes la oportunidad de crear el futuro que desees. Todo depende de en qué dirección decidas mirar, y en qué dirección te comprometas a avanzar.