El día de mi iniciación tuve una mezcla de sentimientos y emociones, encabezadas por la alegría y la satisfacción de hacer fraternidad y con ello lograr el mejoramiento de mi persona tanto en lo educativo y lo cívico. Quisiera confesar que no sentí temor alguno puesto que el camino por el cual tenía que atravesar lo iba a realizar con la ayuda de mis hermanos, lo cual me daba la confianza de que este inicio y camino era el comienzo de un proyecto inmenso y correcto, el cual será difícil, duro y complejo, pero también uno lleno de emociones, satisfacciones y logros que van más allá de lo material. Me sentí verdaderamente purificado y quiero dogmatizar mis ideas a lo que es correcto y benevolente.
Es muy profundo lo que siento, tanto en la iniciación como ahora que soy un hermano más, que quisiera compartir un pensamiento que va muy apegado a mí y creo fielmente que dentro de la orden voy a poder complementarlo.
“Los ríos no beben su propia agua, los árboles no comen sus propios frutos, el sol no brilla para sí mismo, las flores no esparcen fragancia para sí misma. Vivir para otros es la regla de la naturaleza. La vida es buena cuando tu estas feliz, pero la vida es mucho mejor, cuando otros son felices por causa tuya. Nuestra naturaleza es el servicio. Quien no vive para servir no sirve para vivir.”
Muchas gracias a la Orden Caballero de la Luz por mostrarme el camino y a la logia Soles y Rayos de Oriente #7 y sus miembros, por acogerme y guiarme a través de él.

«Hno. Discípulo Alejandro Naranjo Moreno».
— Logia Soles y Rayos de Oriuente #7
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