Después de la crucifixión, bajó Nuestro Señor Jesucristo al infierno, y sacó de allí a todos, excepto al sabio Salomón.
– Tú sal de aquí por tus propios medios, usando tu sabiduría – le dijo Cristo.
Y Salomón se quedó solo en el infierno. ¿Cómo se las arreglaría para salir? Caviló mucho, y se puso a hacer una cuerda. Se le acercó un diablillo y le preguntó por qué estaba haciendo aquella cuerda tan infinitamente larga.
– Como intentes aprender demasiadas cosas – le contestó Salomón -, te vas a hacer más viejo que tu abuelo Satanás. ¡Ya lo verás!
Una vez preparada la cuerda, empezó Salomón a medir con ella el infierno. El diablillo apareció de nuevo, y le preguntó que para qué medía el infierno.
– Es que en este lugar voy a construir un monasterio – le dijo el sabio Salomón-. Y en aquel, una catedral.
El diablillo se asustó, echó a correr y le contó todo a su abuelo, Satanás. Y este expulsó al sabio Salomón del infierno.
MORALEJA: ante la adversidad de la vida, lo mejor es mantener una actitud tranquila. A veces sólo hace falta mantener la calma y meditar una solución. Así, con agudeza se pueden resolver los problemas de manera sencilla.
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