En la historia del hombre, en su relación socio-religiosa, encontramos que el vocablo
“juramento” significaba “poner a Dios como testigo” de lo que se iba a decir, o hacer.

En la Orden Caballero de la Luz, se “sella” el juramento de un funcionario, en su
instalación, confirmando ante el Ara, y en presencia del libro sagrado abierta, que acepta el contenido y significado de las palabras de ese juramento. Se compromete igualmente
ante todos los hermanos y hermanas presentes, jurando: “…A TODO LO CUAL
EMPEÑO MI FE, MI PALABRA, Y MI HONOR, Y PARA CUYO CUMPLIMIENTO
INVOCO LA AYUDA DE DIOS”. Palabras sumamente profundas, graves, y serias.

Estos tres conceptos encierran el conjunto de valores éticos-morales que conforman a
un ser humano muy especial: “Un Caballero de la Luz y una Sacerdotisa del Hogar”.
¿Cuál es la FE de un iniciado en esta cubanísima Orden Fraternal” No militamos una
denominación religiosa determinada, respetando así las creencias de los Hermanos y
Hermanas. Siempre y cuando se crea y acepte la existencia de un Ser Supremo en el
Universo, esa “energía” que le da vida a todo lo existente, y por existir, en el infinito
espacio-tiempo. Tenemos FE e el ser humano que procura lo mejor para la sociedad en
que vive, FE en que cada uno podemos convertirnos en ciudadanos ejemplares.
Tenemos FE en la unión indestructible de una Fraternidad Universal. FE, en que
mediante el estudio y la superación constante, lograremos una sociedad, en la que
vivamos en paz, armonía, y libertad para todos.

Un Caballero de la Luz y una Sacerdotisa del Hogar, desde el segundo de su
iniciación, se compromete a dejar atrás al “hombre viejo”, hundido y confuso en las
miserias humanas. La PALABRA de un miembro de la Orden, es como un sello. Baste
decir: “PALABRA de Caballero de la Luz”, para que sea aceptada como sinónimo de
veracidad. No se necesita una prueba legal, ni juramento ante un símbolo religioso
alguno. Cuando la conducta de un iniciado en esta Orden está inspirada en las
doctrinas de nuestro Sabio Maestro, es suficiente para que el mundo profano nos
respete.

La trilogía de Educación, Benevolencia y Fraternidad es como una medalla simbólica
que exhibimos; es un tatuaje indeleble que patentiza nuestra forma de ser ante el
mundo. Nos llamamos hermanos, nos respetamos, nos sentimos miembros de una
misma familia, y, poco a poco, vamos creciendo en categoría espiritual, hasta alcanzar
el grado sublime de ser un Embajador de la Orden fraternal más cubana existente.
Exhibir el emblema que nos identifica es un alto HONOR, pues demuestra que somos
ciudadanos especiales, limpios de la envidia, del odio, de la intolerancia, de la maldad.
Las tres palabras del juramento nos garantizan como militantes de una Orden Fraternal
que escoge a sus miembros de entre los buenos, a los mejores. Ese es nuestro orgullo,
y HONOR.

TRATA DE SER EL CAMBIO QUE QUIERES VER EN EL MUNDO.

 

GLP:.  Alberto C. Jané (F.L.U)

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    Medina

    Excelente

    Cómo me enseñaron, la palabra es lo más sagrado que tiene un ser humano

    febrero 8, 2024

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