El UNO es el número de la unidad indivisible, que está contenida en todo. En la Mística de los Números parece haber una convergencia en lo que se refiere a la simbología del Cero y del Uno, ya que a ambos se los califica de unidad. Por esta razón, el filósofo y místico griego Plotino (205-270 d. de C.) enseñaba a sus discípulos que el Uno no es una de esas dos partes que forman el número Dos. La diferencia esencial entre ambos radica en el hecho de que el Cero es una unidad que no se puede contar y que el Uno sí que se puede contar y da Uno.

El Cero puede simbolizar, al igual que el concepto «todos», simultáneamente la plenitud (todo) y el vacío (todo = vacío), y por ello representa tanto la unidad primitiva como aquello que lo abarca todo, más allá del mundo que engloba a todos los contrastes y a todas las polaridades. Por el contrario, el Uno es la mónada, la parte indivisible de cualquier otro número. Forma una unidad con todos los demás números, pues está contenido en todos ellos.

El símbolo del Uno es un punto. Como cada línea está formada en realidad por múltiples puntos, eso quiere decir que todos los números constan de «Unos». Si juntarnos el círculo (Cero) y el punto (Uno).

El círculo vacío simboliza el todo indiferenciado y representa a la vez el todo y la nada. Mientras que el círculo conteniendo al punto ya se diferencia y representa, por así decirlo, todo en uno. Ya existe algo que se manifiesta en forma del punto.

A partir del momento en el que aparece el punto surge la fuerza creadora de la nada, y desde entonces está contenida en forma de Uno en cada número y, por lo tanto, en todo. Pero debernos tener en cuenta que, al mismo tiempo, también es creado todo lo demás que no es el punto. Así es como obtenemos una alegoría del momento creativo, en el que se origina nuestro mundo polar, y un símbolo de nuestra conciencia (polar) que se va despertando al mundo.

En la mística de los números, el Uno es considerado como el impulso creativo. Representa al número Yang, que simboliza la energía masculina en forma de impulso, de iniciativa, actividad y fortaleza mental.

La percepción única de creer que el Uno es una parte indivisible de todos los demás números, de considerarlo como el impulso creativo de toda la creación es una bella forma de expresar esta idea.

Además, el Uno es el símbolo del hombre recto, erguido. El momento en el que el hombre se irguió por primera vez y reconoció por encima de él la existencia del cielo, simboliza en la historia evolutiva el momento en el que adquirirnos conciencia de lo que acontece a nuestro alrededor.

El número uno en la Orden Caballeros de la Luz se asocia al que preside (Luminar) quien activa los movimientos concatenados del interno y entorno y representa en sí mismo el carácter dual o polar de todas las cosas, si revisamos el roll, alcance y presencia que revista al que preside logias podrá encontrarse la expresión máxima de los significados y alusiones simbólicas y representativas que antes mencionamos.

 

LP:. Javier Alvarez Rodriguez

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