En el nivel profano en el que vivimos la mayoría de nosotros, prácticamente todo nuestro comportamiento y lo relacionado con nosotros se determina por leyes ordinarias. En los niveles más altos del Ser, que requieren una intervención de un estado más refinado, como es el estado de presencia, el estado de atención y no como el común de nosotros que siempre estamos dispersos y con el pensamiento en mil cosas, se realiza el hombre.

La mente profana está determinada por aspectos emocionales e intelectuales diferentes. Todas las escuelas iniciáticas del pasado decían que podíamos descubrir nuestro YO SUPERIOR en nosotros o encontrar a DIOS en nuestro INTERIOR.

En la Orden Caballero de la Luz, se considera que la lucha contra nuestras pasiones es de capital importancia para conquistar la Inmortalidad del Alma.

No todo el ser humano iniciado en los misterios, llega a ser libre de las leyes naturales del nacimiento, el cambio y el deterioro. El cuerpo humano sigue el proceso obedeciendo a las leyes de su propio nivel; pero uno descubre algo asombroso en el proceso iniciático, y progresivamente se da cuenta que vive en un aspecto que no está sujeto a las leyes de la naturaleza ordinaria, en sí, de forma contundente libre de las leyes a las que está sujeto el cuerpo.

En muchas tradiciones de la antigüedad, y ciertamente en la Orden Caballero de la Luz, heredera directa de la Masonería, se considera que un ser humano no nace inmortal, que son los esfuerzos, la lucha y la constancia los que hacen que el Alma se inmortalice.

Sólo en el nivel más alto posible del desarrollo iniciático, se podría decir que en lo Superior del Ser, sublimada su existencia y ya revalorizado, ahí justo está por encima de todas las leyes, y es por consiguiente, total y absolutamente libre de los efectos mortales.

No podemos olvidar que ha sido algo común en los grandes iniciados en los misterios iniciáticos de prácticamente todas las épocas, el señalar que es factible conquistar la Inmortalidad, que no es fácil, pero tampoco imposible.

La Orden Caballero de la Luz nos enseña que lo que llamamos MUERTE, no es sino una nueva forma de vida: LA VIDA ESPIRITUAL y, que tenemos que reconocer, con humildad, la existencia de un SER SUPREMO, una gran “energía”, y la existencia, espiritualidad e inmortalidad del ALMA HUMANA.

Esa inmortalidad se puede conquistar si nacemos de nuevo. La gran guerra que debemos librar es contra nuestras propias pasiones y defectos, son éstos los que obstaculizan a nuestra alma para conquistar la inmortalidad.

Por eso vivimos renaciendo. Regenerándonos, resucitando si se puede, naciendo nuevamente, para purificarnos y lograr con nuestro esfuerzo diario, conquistar algo de perfección para, aún después de muertos, quedar entre los nuestros, y como Hijos de la Luz continuar indicándoles la senda de la inmortalidad, a través del Sublime Luminar del Universo, y del ejemplo de la conducta, siguiendo las normas de nuestro maestro secreto: la conciencia.

GLP:. Nérida Pérez (FLU)

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    Leansy Medina

    Excelente

    Lograremos la inmortalidad según nuestro trabajo, esfuerzo y constancia durante nuestra vida

    octubre 10, 2024

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